viernes, octubre 30, 2009

Esta noche, cocina C



Una madre que ama la cocina, no es una madre enteramente madre si no transmite ese amor a sus hijos.
Yo lo hago, y tal parece que la cosa va dando sus resultados.
Viernes, el cansancio acumulado de toda una semana de laburo y tensiones. Pero claro, a mi que soy la Heidi de la casa, no se me van las ganas de servir una mesa bonita y suculenta.
Hoy, debo confesarlo, hubo compra: Salmón a la vasca y merluza en escabeche. Pero servir esto solo no hubiese estado a la altura de una cocinera gourmet. De manera que le propuse a C, preparar la cena bajo mi ojo guía.

Para empezar, una ensaladita de pepino. C se puso a cortar y desarrolló lo que yo llamé: “la lenta muerte del pepino”: Aquí lo pueden ver.


Un plato del que ella disfruta: Ensalada capresse. Esta es la capresse de C. Me da mucho placer ver a sus deditos ir y venir por las aromáticas hojas de albahaca.



¿Te animás a hacer una cremita de roquefort?. Claro mami, por supuesto: Y manos a la obra (perdón, manitas)


¡Bravo C! mirá todo lo que hiciste!!!. Enciendo unas velas y esto merece un brindis: Cirita con Sauvignon Blanc helado y la cocinerita con agua de pomelo: chin, chin



Después de una hermosa cena, la cocinerita y su mami se van al patio a conversar: Otra vela acompaña nuestras confesiones desde una maceta.
Y así es como de generación en generación, jugando y mimándonos, C y yo vamos tejiendo la tela preciosa de nuestra relación.
Hoy tengo que acercarla especialmente a mi regazo, porque V, nuestra "adolescente en crisis" está fuera. Se nos fue de campamento a Tandil, y las dos la extrañamos mucho. Pensamos en ella y deseamos que la esté pasando bomba, pero la extrañamos.
Estas son las cosas que me dejan un sabor dulce antes de dormirme, después de una semana agitada.

lunes, octubre 26, 2009

Las maravillosas frases de C

Tecito Africano compartido con C en el Malba

Otra vez quiero citar a mi amigo C. Y se que ya viene siendo hora de que hable de él, pero me cuesta porque se que todo cuanto pueda decir será poco. Y no es porque lo quiero, que desde ya que sí, y lo quiero muchisimo, sino porque tiene una personalidad tan vasta, tan fabulosa en sus miles de intrincados vericuetos, que hablar de él, todavía llevará su tiempo y seguramente cuando lo haga seguiré sintiendo que no lo hice bien.

Lo admiro mucho, tal vez demasiado, "Mucho más de lo que merezco" diría él con su voz a media asta.

En fín, esto que transcribo es el final de uno de sus últimos mails y es sencillamente...hermoso.

Atropa nos conceda el término exacto de vida (cuya cifra constituye el más importante de los enigmas individuales); que su reloj no se adelante demasiado, pero que la morosidad no la entretenga. Ya se sabe que las musas y las parcas son muy susceptibles a la distracción.

Así de simple...

lunes, octubre 19, 2009

No solo de pan viven mis hijos


filetes de abadejo al horno con salsa de tomates y verdeo


pimientos amarillos con romero

La cocina puede albergar muchos o muy pocos secretos, según la hora del día, el día del mes y el humor de quien encienda las hornallas.
Para una madre de niños pequeños (tal es mi caso), la cocina siempre debe deparar misterios seductores y fuegos bienhechores.
De lo contrario, la heladera debe estar bien preparada para las “horas pico”, o sea dos o tres horas después del almuerzo, la hora de la merienda, una noche trasnochada de dibujitos o pelis ( en este último caso sólo considerar cosas dulces). Sin ir más lejos, hoy a la hora de la merienda, mis cuatro pequeñas “ferocidades” se mandaron de un saque 200 g de jamón cocido. O sea que cuando Cirita se avivó, ya estaba descartando el envase del jamón en la bolsa de residuos.
Trato de tener siempre cosas frescas de armado rápido: pepinos, tomates perita, apio, tacos, quesos varios, patés, porque siempre hay lugar para el tentempié, y no pueden faltar aderezos y salchichas alemanas, buenas protagonistas de una cena improvisada.
Quiero declarar la aversión que siento por las “patitas de pollo” de freezer y las hamburguesas, pero asimismo dejo bien sentado que ellos, mis pollitos, las aman. O sea que si abren el freezer, estas odiosas criaturas siempre estarán presentes. Para vengarme de este oprobio fabrico dulces caseros que termino comiendo yo o algunos amigos, porque los alfajores, las magdalenas y los budines siempre están ahí para competir con ellos ( y perder la batalla). A la manteca siempre la quiero, porque M y C todavía le rinden honores untándola en doradas tostadas de pan integral.
Los picantes y la buena pimienta negra no pueden estar ausentes: V los atesora. Todos sus platos reciben ese toque final y ella los come displicentemente aunque el interior de su paladar parezca un horno de barro a 300 grados centígrados. Todavía espero que alguna vez, aparezca en escena el picante que la haga gritar de horror… pero tal vez aún no haya sido creado.
Para T es indispensable que siempre haya en existencia “queso cremón”, o sea doble crema, grasoso y engordante, y cada tanto C reclama unos cereales con forma de almohadoncito que contienen pasta de maní y están bañados o acicalados con miel.
Milanesas, siempre a la orden, de pollo y de carne de vaca. Cuando les hice las milanesitas de berenjenas, me dijeron que el geriátrico estaba en la casa de abajo.
Morrones asados, ensalada con MUCHO aceto balsámico, huevos duros con sal y papas fritas son bien recibidos, así como las papas al horno con cebolla de verdeo y hierbas aromáticas. Carne mechada con panceta y provenzal es un plato festejado por V, lo mismo que el pan bagnat, típico de la región de Niza. Zapallo al horno o tarta de zapallo con puerros o echalotes es un manjar de C. Salsa de tomates bien cargadita y pan tostado con aceite de oliva es el paraíso para M y sándwiches de pollo con salsa golf o salmón rosado son los preferidos de T.
Aceitunas negras y verdes, berenjenas al escabeche, guacamole.
Foi gras…cuándo se me pianta un tornillo.
Arenque para las chicas, incluida la madre con una copa de Chardonnay.
Pero esta noche, andaba fiaquita… así que abadejo al horno con salsa de tomates perita ( eso sí, frescos) y verdeo. Para acompañar, estos pimientos amarillos dulces al horno con pimienta de Malabar y tomillo.
Y encima… les estoy escribiendo ( de puño y letra, en un cuadernito precioso con figuritas) un recetario para cuando sean grandes…y me dejen de joder!!!

sábado, octubre 17, 2009

Ave de la noche

BLACKBIRD SINGING IN THE DEAD OF NIGHT,TAKE THESE BROKEN WINGS AND LEARN TO FLY;ALL YOUR LIFE,YOU WERE ONLY WAITING FOR THIS MOMENT TO ARISE.BLACKBIRD SINGING IN THE DEAD OF NIGHT,TAKE THESE SUNKEN EYES AND LEARN TO SEE;ALL YOUR LIFE,YOU WERE ONLY WAITING FOR THIS MOMENT TO BE FREE.BLACKBIRD, FLY,BLACKBIRD, FLY,INTO THE LIGHT OF THE DARK, BLACK NIGHT.

Como el ave de la noche, trato de pulir mis alas para el vuelo. No soy un ave que sabe volar, toda mi vida recorté mis alas pulcramente para que mis vuelos fueran rasos y complacientes. De pronto, el universo se ha vuelto una moneda falsa, un montón de palabras sin sentido, un cementerio de promesas.
Ahora es tiempo de dejar que mis alas se vuelvan salvajes y sucias.
No tengo un nombre. Tengo una pila de papeles desordenados, un musgo amarillento que crece por mis piernas, un suspiro que no quiere ser el último.
Ahora es el tiempo de los capullos, de lo que quiere nacer a pesar de lo informe.
No negaré a mi sangre lo que tiene recorrido, pero tampoco la dejaré ser un simple eco.
No quiero vestirme para el amanecer, ni desnudar la piel para viejos rituales

BLACKBIRD, FLY,BLACKBIRD, FLY,INTO THE LIGHT OF THE DARK, BLACK NIGHT.

miércoles, octubre 14, 2009

Vínculos

Para Carol

Hacía dos años que no la veía.
Su pelo seguía igual de oscuro y de largo. Su piel igual de blanca.
Siempre me llamó la atención la forma que tiene de mover sus manos, casi como acompañando, o mejor dicho, dirigiendo sus palabras. A veces, incluso, es como si dibujara lo que está diciendo en el aire.
Ya es una señora…claro, igual que yo. Tenemos hijas de la misma edad casi, algunos logros, un par de desencuentros, lágrimas no lloradas por asumida soberbia, muchas responsabilidades, tres kilos de más ( cada una), una larga amistad ( de 23 años), y muchos, muchísimos recuerdos de una de las épocas más gloriosas de la vida, la de la facu.
¿Te acordás cuando nos reíamos de tu vieja porque le decía a su amiga: _Maru, ¿compartimos este pepinito?. Hoy compartimos un omelette y una ensalada con la misma entrañable amistad con la que, a lo largo de estos veintitrés años compartimos la vida.
Carol y yo nos conocimos cuando hacíamos la ayudantía de fisiología. Lo primero que pensé cuando la ví fue que tenía los pelos y el buzo demasiado largos. Después, empezamos a conversar, y al poco tiempo ya nos volvimos inseparables.
Crecimos juntas, a una edad en la que crecer es geométrico, y en mi caso, electromagnético. Generalmente estudiábamos en su casa, un departamentito precioso ( al menos lo era para mí) de dos ambientes en el que vivía con su madre, su hermana menor y Pini Rotondi, la gata. Allí, pasábamos largas horas repitiendo lecciones, tomando meriendas interminables, mirando novelas absurdas y escuchando discos de rock nacional. Nos hacíamos compañía, nos contábamos absolutamente todo, nos reíamos muchísimo de mucha gente y aprendimos a confiar ciegamente la una en la otra simplemente por la poderosa fuerza de nuestro cariño. Hoy, puedo decir, que estos años han sido una lenta tarea de adopción, un telar en el que tejimos lazos indestructibles.
Compartimos nuestro almuerzo y nuestras vidas con punto de partida donde la dejamos hace dos años.
Nos despedimos con un abrazo fabuloso, reafirmando lo mucho que nos queremos.
Y una vez más, compruebo que el tiempo, este tiempo de la amistad, está fuera de los relojes, es una sustancia compleja e inexplicable.
La ví desaparecer por la boca de un subte. Hubiese jurado que lo último que ví de ella fue ese guardapolvo blanco que nos poníamos por los pasillos antes de entrar a clase.
Te quiero con toda el alma amiga!!!
Hasta la próxima.

lunes, octubre 12, 2009

San Ángel, tarde lluviosa, ferias callejeras y fideos mediterráneos

Y bueno, siempre es fabuloso intercalar cultura con amistad. Ese calorcito que da la gente linda es incomparable!.
El día anterior a la visita al museo, me encontré con mis amigos E y G. A E ya la conocía, G se incorporó en esta visita. Nos fuimos a vagabundear por el barrio de San Ángel, un lugar hermoso, con ferias callejeras de artesanos y artistas.









Caminamos por los puestos abarrotados de “todo”, comida, dulces, collares, pulseras, bolsas, instrumentos, zapatos, blusas, adornos y pinturas. Caminé ( con tacos, mamma mía!) por esos adoquines hermosos que tienen algunos barrios de México, y me dejé llevar por esa brisa tristona que tienen los días grises.



Nos sentamos a comer en un restó muy bonito, donde un conjunto buenísimo tocaba y cantaba música cubana. Bellas, bellísimas canciones también tristes y románticas. Cuba es un destino que aún me espera. Tal vez un día… quién sabe.



Como es la época ideal para los chiles poblanos, me degusté un chile mixteco con una margarita. Excelente!!. Comimos al son de los ritmos cubanos, compartiendo una charla lindísima. Al volver, nos agarró un aguacero que te la voglio dire!!. Aún así, nos detuvimos en plena lluvia a comprar regalos.



Entonces, como soy demasiado Heidi, tuve una idea muy argentina: Che, ( el che es fundamental ) ¿Qué les parece si esta noche les cocino YO?. Moción aceptada. Paso veloz por el super y aprovisionamiento de víveres básicos para la preparación de uno de mis platos favoritos: Pasta Mediterránea. Fideos ( penne rigatti, of course), tomates cherry, champignones, mucha albahaca, cebollines.
Llegamos a lo de G y nos dirigimos los tres a la cocina. G iba a preparar una carne al horno para acompañar la pasta y E se dedicó a abrir vinos y picotear salame y quesos varios. Pusimos música y manos a la cocina.


Maravillosa cocina de G


Salsita mediterránea, creación de Cirita


E cortando la carne. De fondo, vista de los vinitos degustados



G y Cirita colando los fideos

La verdad es que fue una noche estupenda, como lo muestran las fotos de la tarea colaborativa de tres amigos en la noche mexicana.
Estos son los momentos en los que me vuelvo transparente, casi translúcida.
Cuando veo feliz a la gente, disfrutando de las cosas más simples, que siempre son las más auténticas.
Cuando yo misma me siento a gusto, en mi “salsa”.
Gracias amigos, gracias por el regalo de tanta alegría!.

Museo Dolores Olmedo


En mi último viaje a México, finalmente (ya que hace mucho que me lo debía) y gracias a mis amigos G y E que me llevaron, pude conocer la imponente finca-museo de Dolores Olmedo Patiño.

El museo está en la Finca La Noria, en Xochimilco.
Es una construcción formidable que data del siglo XVI. Durante la época prehispánica, este lugar se llamó Tzomolco, que en nahuatl significa “cerro que se desgaja” y fue ocupado, hacia el año 1254 por una de las siete tribus nahuatlacas que llegaron al valle de Anahuac. Éstos fundaron una comunidad a la que llamaron Xochimilco, que significa “en el sembradío de flores” y agraciados por las bondades del agua y de la tierra del lugar, hicieron de la agricultura su principal actividad económica. En el año 1376, iniciaron un largo período de guerras con los mexicas que terminaría con la conquista por parte de éstos hacia el año 1430.

Dolores Olmedo, “Lola”, fue una prominente mujer de sólida raíz nacional, formada por sus mayores, especialmente por su madre, en el ferviente amor por la cultura y el arte de su tierra. Nació en la Ciudad de México el 14 de Diciembre de 1908. Ya de niña, Lola se enfrentaría a dos hechos que modelan esa fuerte presencia que tuvo a lo largo de toda su vida, primero la revolución y en 1914 la muerte de su padre. Recibió una sólida educación, durante dos años en la escuela de leyes y luego en artes y cultura de México. A la muerte de su madre, Lola asume un rol matriarcal de cuidado de su familia y avanza rápida y exitosamente por el camino de los negocios. Se convierte en una importante empresaria, una mujer de vanguardias, independiente, resuelta, siempre cercana a los círculos artísticos y culturales de su país, amante de la belleza y la tradición de su México. Conoce en 1924 a Diego Rivera y se vuelve gran amiga y guardiana de la obra de Diego y luego también de Frida Kahlo, su esposa. Junto a Diego, planifica y diseña lo que más tarde se conocería como el museo Dolores Olmedo Patiño, una casa que cobija la colección más grande de obras de Diego y Frida en la ciudad de México.




La Noria fue adquirida por Dolores Olmedo en el año 1962, una espléndida propiedad que sería su casa y luego museo y fundación. El museo abre sus puertas al público recién en 1994. Además de las obras de Frida y Diego, el museo tiene 900 piezas arqueológicas mexicanas, fabulosas piezas de marfil y porcelanas, joyería, tallas religiosas de madera y una bellísima colección de grabados de Angelina Beloff, la primera esposa de Rivera. Nada de esto guardó esta magnífica mujer para sí, siguiendo la voz de su madre que desde chica le enseñaba: “Comparte lo que tengas con tus compañeros”, todo se lo entregó al pueblo de México, a esa cultura que amó y veneró desde su juventud, y que fue el objeto de un trabajo minucioso que le llevaría toda su vida.








Dolores murió a los 94 años, el 26 de Julio del 2002. Donó sus colecciones a su país y creó un fondo responsable de la difusión del arte Mexicano a todo el mundo.








Hoy, este maravilloso museo es un centro artístico y cultural de nivel internacional. Un casco de hacienda rodeado de espléndidos jardines por los que, como pueden ver, se pasean patos, guajalotes y coloridos pavos reales.









Les puedo asegurar que cuando uno traspasa la entrada de piedra, el espectáculo que ofrece la finca es magnificente.

Para una seguidora incansable de los pasos de Frida, como soy y me siento, haber paseado por algunos de sus cuadros más célebres me produjo un sentimiento de profundísima emoción. ¡Ni que hablar cuando me paré frente a “Unos cuantos piquetitos”, el cuadro que da nombre y vida a este blog!. Realmente, esos momentos son indescriptibles, es, como dije alguna vez, un instante de plenitud enorme, de felicidad, ya que la felicidad existe y se siente precisamente en esos instantes.
Y es un momento de gratitud. Como les digo a mis hijos: no pasen a través de las cosas hermosas, más bien quédense en ellas el tiempo que sea necesario para llenarse de su belleza y para agradecer a Dios y a la vida estar ahí para vivirlo.







Marinadas

Una cosa que aprendí no hace mucho, es que para realzar las carnes para cualquier tipo de preparación posterior es muy piola el marinado.
Marinar significa poner una carne cruda ( vaca, pollo, pescado o todo bicho que camine y vaya a parar al asador) durante horas o días en remojo con diferentes líquidos y especias o hierbas para hacerla más tierna y darle más sabor.
Se usan aceites, vinagres, jugos de fruta, vinos y licores, cerveza e incluso leche, especialmente para tiernizar al matambre. En algunos casos se puede remojar la carne y también inyectarla, para lo cual hay que usar una jeringa y aguja lo suficientemente grande como para que, si se trata de una emulsión, no se tape el calibre de la aguja. La idea es que independientemente de lo que usemos, siempre le agreguemos un medio ácido, como limón o naranja o lima ( para los que la consiguen fácilmente) con dos fines, hacer que la carne se tiernize y preservarla ( aunque esto no es una preocupación teniendo la heladera y por pocas horas, claro). Para aromatizar y darle un sabor diferente se usan especias como pimientas de diversos colores, mostaza en granos, kummel, jengibre, clavo de olor, azafrán, laurel y también hierbas: tomillo, eneldo, hinojo, salvia, romero, etc.

Yo hoy, voy a comer unas pechuguitas de pollo, por lo que ya tempranito, mientras preparaba el café para el desayuno y ponía las tostadas, hice mi marinada para el almuerzo.
Es muy fácil: Primero salé las pechugas con sal gruesa, of course, después salí al patio ( hace un frasquete!!!!!) y corté hierbas aromáticas de mis macetitas. Entonces aquí ven, dispuse “primorosamente” sobre las presas de pollo, salvia, romero, tomillo, orégano y menta, agregué pimienta verde y pimienta de malabar y hojas de laurel y regué todo con una emulsión que preparo aparte en un frasco, a base de aceite de oliva, aceto balsámico y mostaza de dijon. Lo del frasco está buenísimo, lo aprendí de Narda Lepes: metés todo en el frasco, lo tapás bien y batís como si estuvieras en la barra de un boliche preparando un martini. Así la emulsión nunca falla y tiene su punto.
OK, volvamos al pollito, después que lo salseaste y cubriste todo con el líquido, si querés lo bañas con vino, cosa que yo no hice en este caso. Después le ponés papel de film y lo ponés en la heladera ( o nevera) hasta el momento de su preparación.

Ah! Me olvidaba, otra cosa que beneficia el marinado es que, lo que prepares, salga mucho más jugoso.


viernes, octubre 09, 2009

Aquellos buenos tiempos

Para mi amiga A, mi hermana de siempre, la voz cristalina de mis horas de angustia, estandarte de aquellos buenos tiempos.
Te quiero mucho!

Escucho una canción que sonó mil veces en aquel tiempo de mi adolescencia.
Recuerdo que nos juntábamos en la casa de algún amigo/a con un montón de long plays y ya, la cosa era sentarse donde se pudiera, generalmente sobre muchos almohadones, a escuchar, a tomar gaseosas y picotear papas fritas, y para los más osados prenderse un cigarrillo. Así se descolgaban las horas, sin otro objetivo que juntarnos a tararear canciones, una detrás de otra, dirigidos por el que oficiaba de DJ y al que en caso de aburrirnos demasiado, desplazábamos cruelmente.
Recuerdo que nos reíamos mucho. Esa también era una condición para el encuentro: la risa. Nos reíamos de tonterías, de un sinfín de anécdotas que recopilábamos pausada y meticulosamente del anecdotario escolar de ese y de años pasados. Nos sentíamos una pequeña cofradía, en la que cada uno tenía una fuerte identidad que era reconocida y amada por sus pares. No había defectos ni sarcasmos, no había lugar para ninguna clase de destierro, de haberlo habido, toda la cofradía hubiese padecido heridas de guerra.
La música era un nexo poderoso y venerado. Nos hermanaba. Había canciones que nos oscurecían momentáneamente, y todos sabíamos que cada uno estaba viviendo esas palabras de un modo distinto, pero muy semejante al del otro. Éramos parte de un todo que sentía al unísono.
Éramos jóvenes y hermosos.
La vida era una larga, larguísima aventura que apenas asomaba su rostro. Estaba llena de promesas, de desafíos, estaba llena, cargada hasta rebasar, de horas vacías que nos esperaban ansiosas. ¡Había tanto territorio abierto e inacabable para la conquista! Infinitos cielos y estrellas para soñar, millones de hojas en blanco para garabatear ideas e ideales. Paredones altísimos para pintarrajear corazones y dibujar palomas.
Éramos jóvenes, muy jóvenes y muy hermosos.
Teníamos esquinas de encuentro perfectamente establecidas y demarcadas, calles que repetíamos bajo nuestras pisadas estación tras estación. Amábamos las tormentas y nos despatarrábamos bajo el sol. La hora rosada del atardecer nos hacía íntimos, y nos animábamos a las noches calurosas de verano con movimientos gatunos. Cambiábamos todo, estampillas, cartas, anillos, sweters, cadenitas, discos, bufandas. Guardábamos flores y hojas secas en libros y cuadernos. Fumábamos a escondidas, bailábamos por las calles y también llorábamos, a veces llorábamos mucho, por cualquier cosa.
Pensándolo bien, éramos demasiado jóvenes y demasiado hermosos.
Dios bendiga cada una de las lágrimas con las que termino este nocturno. Porque cada una de ellas tiene sus nombres, seguramente si pudiese verlas más de cerca también tendría sus caras, y si pudieran susurrarme, tendrían sus voces.

martes, octubre 06, 2009

Realidad, divino tesoro

Este nocturno, es de mis trillis.
Durante la cena, ellos siempre toman la palabra, y comentan las cosas del día, principalmente del colegio.
C comenta que la hermana de un compañerito, que tiene 18 años, está embarazada. Este compañero se los anunció hoy, de manera que la noticia es muy fresquita.
C comenta, _ Si, mami, la hermana era flaquita, pero ya tiene pancita, claro, porque tiene al bebé, y todavía va al colegio, porque está en el último año, o sea que va a ir embarazada al colegio_
Entonces T, después de escuchar en silencio, dice:_ Imaginate, qué problema si rompe bolsa en la clase, ¿no?_
Yo les digo: _Pero tiene novio, ¿no? y el novio es un buen chico, van a tener y cuidar al bebé_
_Si, mami_ dice M_ El novio es buenisimo, mirá, el perro de ellos les caga toda la terraza, y el novio de la hermana junta todo con la pala!, es buenisimo!!_

Después de escuchar esto, compruebo una vez más que mis hijos son maravillosos, y que entienden que el milagro de la vida está por encima de todas las cosas.

lunes, octubre 05, 2009

La primavera de Indi




Indi echadito sobre la panza de su mamá
Indi ocultando su cabecita de la papparazzi
Cuando era chica, el aroma de los paraísos en flor era el anuncio de la primavera. En la casa de mi abuela Angelita había tres paraísos frondosos a los que me subía y bajaba en busca de las mejores aventuras.


La llegada de sus flores, tan fragantes, delicadas, de un hermoso color lavanda era la alegría de mis años de infancia. Juntaba ramos enormes, porque eran tantas!!, parecía que jamás se iban a acabar.


Los años me alejaron de aquellos paraísos de la infancia, pero por esas cosas lindas de la vida, mi barrio está lleno de paraísos y hoy al salir a hacer las compras, su aroma me invadió hasta el alma.


De paso, fui a la sala de neonatología del vivero de Diego ( una caja de cartón) para ver como seguía y sacarle unas fotitos a Indi, nuestro gatito.


Diego dice que está "bárbaro", así que, amados hijos, aquí mami, les trajo unas fotos de Indi, y su perfumada primavera

Chau Negra...hasta pronto!




Gracias!




Gracias!





Gracias!




Gracias!


Y de nuevo gracias, por "haberme dado tanto"


Hasta la vista!

La casa de Pablo

La casa del poeta Pablo Neruda, en Isla Negra.

Un regalo para vos Gus, viajero y soñador, explorador del viento y las arenas, amigo de los amaneceres distantes, pájaro de todos los cielos, amante de la voraz seducción de París.

No había nadie en aquella casa.

Yo estaba invitado y entré.

Me había invitado un rumor,

un peregrino sin presencia,

y el salón estaba vacío

y me miraban con desdén

los agujeros de la alfombra

Yo construí la casa

La hice primero de aire, luego subí en el aire la bandera
y la dejé colgada del firmamento, de la estrella,
de la claridad y la oscuridad


Cemento, hierro, vidrio,
eran la fábula,
valían más que el trigo y como el oro,
había que buscar y vender,

y así llegó un camión:
bajaron sacos
y más sacos,
la torre se agarró a la tierra dura

_pero no basta, dijo el constructor,
falta cemento, vidrio, fierro, puertas_

y no dormí en la noche