miércoles, agosto 24, 2011

Noche de brownies y galletas de granola

Volver, hay que volver; que importa que la frente esté marchita o que los años se hayan tirado todos juntos a la pileta. Volver, es siempre motivo de celebración. Por lo tanto, hoy, a las seis y media de la tarde me dije ( me susurré)_Chiquilla, es hora de volver a tus fuentes_. Ahora, bién, no lo voy a negar, hubo un trabajo previo, que consistió en una especie de revival durante el fin de semana largo. El viernes, me entregué a los placeres culinarios ( ustedes, mis escasos blogonautas saben que es una de mis debilidades) y preparé una trucha muy grande rellena de setas, tocino y echalotes a la que bañé con un generoso cognac flambeé, y acompañé con un arroz con almendras y piñones y un malbec Saint Felicien que alcanzaba los honores de la famosa "experiencia religiosa". Al concluir la delicada empresa, levanté mi copa y dije: día uno. El sábado, munida de "La filosofía y el barro de la historia" de mi querido Feinmann, la obra completa de Idea Vilariño y una novelita de Daphne du Maurier ( in english) me arrepollé en mi lecho y me dejé llevar por la magia inconmesurable de las palabras. Mi gato, Indi, ovillado a mis pies, completó la escena perfecta del "selfblessedness" del que hablaba Huxley.
Amigos: allí me quedé hasta altas horas del mediodía SIN CULPA ALGUNA. Cuando apoyé mis pies para incorporarme, había consumido ya altas dosis de placer. Esto continuó el domingo y no se detuvo el lunes. El martes, anexé "último round" de mi amado Julio C y comprendí, que hacía mucho que no me sentía TAN BIEN. Durante esta "epifanía" también me llené de recuerdos, volví a viejos patios inundados de sol y tardes apacibles, volví al perfume de mi abuela, a nuestros trasnochados encuentros, a un tiempo que jamás dejó una cuenta pendiente. Volví a mi escencia.
Entonces hoy, me puse a hornear galletas y brownies para mis seres queridos, porque cuando uno se reencuentra con lo más amado tiene que volverse hacia el mundo.
Estoy volviendo...
volviendo a sentir entre la sombra
volviendo a escuchar entre el quejido
volviendo

y me gusta volver " con algo prestado", y elijo este poema de Borges, que me hace feliz cada vez que vuelvo a él, cada vez que arribo a sus voces.

Y la ciudad, ahora, es como un plano
De mis humillaciones y fracasos;
desde esa puerta he visto los ocasos
y ante ese mármol he aguardado en vano
aquí el incierto ayer y el hoy distinto
me han deparado los comunes casos
de toda suerte humana,
aquí mis pasos
urden su incalculable laberinto.
aquí la tarde cenicienta espera
el fruto que le debe la mañana
Aquí mi sombra en la no menos vana
sombra final se perderá, ligera.
no nos une el amor sino el espanto
será por eso que la quiero tanto.


Aquí me quedo...
para empezar