miércoles, junio 24, 2009

Adorable V


Tengo cuatro hijos maravillosos. La luz, el día, las estrellas, el estío, todo está contenido en estas cuatro personitas que arribaron un día, de un mes cualquiera a mi vida.
Una, la mayor, llegó solita, allí rosada y temblorosa como un paquetito de ternura y temor. Recuerdo que cuando la miré por primera vez pensé: Es fea como una ratita mojada por horas y horas de copiosa lluvia, e inmediatamente la amé con toda mi alma y conté cada segundo hasta que me la apoyaron sobre mi pecho y ella encontró su lugar. Aún hoy, después de doce largos años, cuando se apoya sobre mi pecho se acomoda como aquella primera vez. Su piel es blanca como la luna y sus cabellos tienen el color de toda la naturaleza. Desde muy chiquita le cuento siempre la misma historia (que ella reclama de tanto en tanto). El día que Dios tenía que diseñar su pelo, se despertó de muy buen humor: _Ah!! Que bien dormí anoche, que hermoso despertar tuve hoy!!_ Un Dios muy contento llamó a su primer ángel secretario: _Y bien, que me toca hacer hoy, querido ángel?_ Bueno, entre otras cosas, Señor, hoy le toca definir los colores del pelo de V._ . Dios pensó unos instantes… _el pelo de V?, que puedo decirte ángel, he tenido una noche de sueño espléndido, hoy me he levantado de un humor fabuloso, y mira, mira los colores del amanecer… no son increíbles?, mira esos colores rosados y ocres atrapados por la niebla y el níveo reflejo de las nubes…¡Así!, exactamente así tiene que ser el pelo de V!!. Tiene que tener esos colores, y cuando el sol lo ilumine debe desprender reflejos dorados!!. Que así sea!. Y así fue. El pelo de V tiene todos los colores del amanecer y cuando el sol lo ilumina reluce como el oro de los dioses.
Es mi compañera, mi “pepe grillo”, mi reflejo en la luna del espejo, es mi pedacito de pan recién sacado del horno, mi dulce de frutos rojos, mi frágil piedrita de ámbar, la voz interior de mis momentos de crisálida. A veces siento que no hay solución de continuidad entre ella y yo, que seguimos unidas por siempre por una sustancia ignota y lejana.
V toca el violín y lee catorce veces sus libros más amados (Como “Quien le tiene miedo a Demetrio Latov”), mira dieciocho veces las películas que adora ( Como una de una pareja de tenistas que juegan en Wimbledon), cuestiona y desmenuza afirmaciones y declaraciones, llora fácilmente por pavadas y difícilmente por cosas serias. Le encanta el roquefort, el salmón rosado y los fideos mediterráneos, a todo lo que come lo cubre de pimienta negra, saborea con placer la mermelada inglesa, toma café negro ( aunque no la dejo) y dice que cuando pueda tomar alcohol, lo primero que va a tomar es fernet. Tiene algunos defectos serios: Le encantan los Jonas Brothers y Hannah Montana, y desde hace unos meses mira Isa TKM, un bodrio venezolano, de 9 a 10 de la noche.
Duerme con siete peluches y cuatro almohadas.
Es hermosa.
Es muy inteligente.
Es muy sensible.
Habla un inglés precioso.
Es bellamente sarcástica.
Es mi hija.
La amo

Y los otros tres?... Son trillizos.
Y cada uno de esos tres pendejos DIVINOS, merecen otra entrada

martes, junio 23, 2009

Árbol de la esperanza

Hay una frase que se le atribuye a Frida, aunque no podría poner las manos en el fuego ni el hielo por ello. Sin embargo, conociéndola como la conozco, bien podría haberla dicho muchas veces a lo largo de su vida.

Lo que sí puedo contarles es que me acompaña desde siempre y que la repito mucho ultimamente, como un mantra:


"Árbol de la esperanza... mantente firme!".


Y hasta ahora, creo que me ha ayudado bastante. Prueben.

lunes, junio 22, 2009

Espejos

"... Y en esta forma, con una mezcla de reserva y audacia, de sometimiento y rebelión cuidadosamente concertados, de exigencia extrema y prudentes concesiones, he llegado finalmente a aceptarme a mi mismo."

Memorias de Adriano. Marguerite Yourcenar

Aquellos que podemos detenernos a analizar (léase también degustar) esta declaración de Adriano, habremos podido atrapar apenas con una mirada contada en instantes, la síntesis exacerbada de toda una vida.
Porque aquí, en la belleza de estas pocas líneas está revelado, enteramente, en carne viva, en todo el esplendor de sus luchas y entregas, el ser.
Uno podría imaginar que Adriano las pronuncia para lavar su piel y su alma de todo, despojándose de toda ilusión, de toda máscara, de cara a la luz de su propio designio. No hay cegueras, si en cambio, un equilibrio llamativo entre el exceso humano y un cuidadoso movimiento de felino.
Esto me lleva a pensar, inevitablemente, en los espejos. Siempre creí que llevamos espejos por todas partes, espejos íntimos en los que nos detenemos cada tanto a pasear nuestra figura, o parte de ella, para buscarnos en ese reflejo que escapa a nuestro acontecer cotidiano, por razones de seguridad.
Los espejos son lugares, momentos felices y tristes, actitudes, encuentros y desencuentros, algunas palabras no dichas y otras repetidas sin sentido o destino, sentimientos callados hasta el dolor, abrazos interminables, el anochecer cayendo sobre cuerpos exhaustos de placer, silencios afortunados y otros destructivos, imágenes, cientos y miles de imágenes rodando por la fría superficie de nuestros espejos interiores.
Allí nos vemos, una y otra vez y cada vez diferente, y nos hacemos parte del reflejo, y lo disecamos, lo atomizamos para ir separando cada pieza, sintiendo el filo o la blanda curvatura de sus formas más sutiles. Y así, nos sentimos más cerca, más uno con uno mismo para vernos con todo el esplendor.
De frente a toda la extensión de lo vivido…de un lado y otro de cada uno de nuestros espejos.
Listos para emprender una aventura a lo Adriano.

sábado, junio 20, 2009

Refugiados


Épocas de vacas flacas… tomar una gran bocanada de aire, dice un amigo. Las vacas no engordarán de aire, pero será un ejercicio bien recibido por un par de pulmones cansados de tanto ir y venir de oxígenos inciertos.
A stick, a stone… las aguas de marzo que van y vienen por doquier. La primera vez que escuché este tema creí que nada más podía escucharse, pero las aguas de marzo me llevaron por muchos caminos más. It´s the joy in your heart, ja. A flow, a drift…
Estamos refugiados, yo soy una refugiada de los recuerdos. Cuando afuera todo es noche o bruma, vienen a mí como ángeles protectores. Y yo sí creo en los ángeles, en los duendes y las hadas. Ahora más que siempre, como nunca.
Mi abuela y su mágica estufa de kerosene, quemando la angustia y la impotencia de tiempos adversos.
Mis lápices de colores sonando en aquella caja troquelada.
Mis bufandas batiendo flecos por el viento de la adolescencia.
Mis libros amados, aquellas viejas canciones escuchadas hasta el cansancio.
Tardes y tardes de sueños. Sueños como castillos de azúcar, con pasadizos secretos y estancias pobladas de personajes fantásticos. Tantos puentes entre el deseo y la búsqueda.
Calles, esquinas, fachadas que ya no están, que el tiempo demolió…inevitablemente, descaradamente, en su furor de cambio.
Árboles tallados por el silencio o las lágrimas de lo bello y efímero. Algunos aún me reciben con su majestuosa y callada presencia. Son pocos, pero no faltan a la cita.
Encierro una hoja en mis manos y cierro los ojos. Estoy allí, ellos lo saben y me acunan con las voces que perdí.
Nada es tan lejano en los refugios. Todo puede tocarse con la punta de los dedos. La fragilidad de lo pasado tiene el mismo idioma que no hemos olvidado. Los códigos no se han escapado, ellos nunca se irán del todo.

Ici, la création


El libro de la naturaleza está escrito en caracteres matemáticos.
Galileo Galilei

jueves, junio 18, 2009

Un tal Julio


Cuando cumplí quince años, mi amiga MV me regaló un libro.
Éste libro. Tenía, y conserva, una bella dedicatoria, con esa letra de hormiguita prolija que la caracterizaba. La dedicatoria era, como dije, bella y desafiante: en la postdata decía: “Espero también que de una vez y para siempre leas a Cortázar y que te guste, porque sino…” Indudablemente sonaba desafiante. Hoy, visto a la distancia, ese “para siempre” fue premonitorio. En los treinta años que siguieron a ese conjuro, no he dejado un solo año de leer a Cortázar.
Julio abrió la puerta a la dimensión más fascinante que puede descubrir un ser humano: la de su mundo interior. Sus textos, especialmente sus novelas, llenaron mi vida de imágenes y significados. De sus palabras, que es como decir de sus manos, descubrí lugares, aromas, sensaciones, seres a la vez complejos y de una ternura infinita que se volvieron compañeros cotidianos, infaltables a la hora de la soledad o el destierro, ese ángelus que todos llevamos dentro en determinado momento del día. Aprendí mucho de jazz y esa música también me acompaña infaltable desde aquel tiempo. Con él aprendí a vivir universos paralelos, algo que más tarde reviví con Sábato en “Sobre héroes y tumbas”, con Carver, Shepard y Truman Capote. Una experiencia realmente impresionante. Creo que a partir de Cortázar me convertí en una lectora y leer pasó a ser parte de mis necesidades vitales. Con él descubrí “le midi” de la Provence, la furia encantadora del Mistral, el placer de un whisky a las siete de la tarde ( sin soda para mí), Keats, Paris, Paris, Paris… como nunca lo he conocido a pesar de no conocerlo.
La fuga del tiempo en los subtes, la miseria de la miseria, los colores del paraíso, el miedo.
La desesperanza.
La anticipación.
La vergüenza.
El placer.
He recorrido territorios de una vastedad inimaginable tan solo con uno de sus cuentos.
Todo esto y mucho más ha sido Julio para mí.
Lo demás, es parte del silencio.

lunes, junio 15, 2009

Ya nada servirá

Love hurts, love wounds, love scars... Love is just a lie, made to make you blue

Hermosa canción, especialmente en la versión de Keith Richards y Norah Jones ( Está en youtube, véanla).

¿Acaso alguien puede negarlo?, ¿Acaso haya alguién que no tenga alguna herida de esta guerra? No lo creo.

Desde el primer momento que aceptamos entrar en su misterio, sentimos, aún sin saber de que se trata, que va a haber pérdidas.

Estos dos poemas me parecen muy bellos, hablan con desgarro de ese dolor, muestran esa herida abierta por un amor que ya no es, y lo hacen con una sencillez y una pureza de estilo que me pareció fascinante. También me parece que cuando leí el poema de Auden, pude comprender y sentir más intensamente la última frase del poema de Vilariño. Vean sino:


Ya no

Idea Vilariño


Ya no será

ya no

no viviremos juntos

no criaré a tu hijo

no coseré tu ropa

no te tendré de noche

no te besaré al irme

nunca sabrás quién fui

por qué me amaron otros.



No llegaré a saber

por qué ni cómo nunca

ni si era de verdad

lo que dijiste que era

ni quién fuiste

ni qué fui para ti

ni cómo hubiera sido

vivir juntos

querernos

esperarnos

estar.

Ya no soy más que yo

para siempre y tú

ya

no serás para mí

más que tú. Ya no estás

en un día futuro

no sabré dónde vives

con quién

ni si te acuerdas.

No me abrazarás nunca

como esa noche

nunca.



No volverá a tocarte.



No te veré morir.



Funeral Blues


W.H.Auden


Detengan los relojes, corten los teléfonos,

Eviten que el perro ladre con un hueso sabroso

Callen los pianos, y con un tamborileo apagado,

Lleven el féretro, dejen a los dolientes acercarse


Que los aviones sobrevuelen en círculos quejumbrosos

Escribiendo en los cielos el mensaje. Él ha muerto.

Envuelvan con crespones los cuellos blancos de las palomas

Que los policias usen negros guantes de algodón


El era mi Norte, mi Sur, mi Este y Oeste,

Mi semana de trabajo y mi descanso de domingo,

Mi día, mi medianoche, mis palabras, mi canción;

Pensaba que el amor sería para siempre: Estaba equivocado


Ya no deseamos las estrellas, apáguenlas todas,

Envuelvan la luna y desmantelen el sol,

Vacíen el océano y arrasen los bosques

Porque ya nada servirá



Esta es mi traducción personal. Para los que puedan, va el original, con toda su belleza:


Funeral Blues


Stop all the clocks, cut off the telephone,

Prevent the dog from barking with a juicy bone,

Silence the pianos and with muffled drum

Bring out the coffin, let the mourners come.

Let aeroplanes circle moaning overhead

Scribbling on the sky the message He is Dead.

Put crepe bows round the white necks of the public doves,

Let the traffic policemen wear black cotton gloves.

He was my North, my South, my East and West,

My working week and my Sunday rest,

My noon, my midnight, my talk, my song;

I thought that love would last forever: I was wrong.

The stars are not wanted now; put out every one,

Pack up the moon and dismantle the sun,

Pour away the ocean and sweep up the woods;

For nothing now can ever come to any good.

W.H. Auden