domingo, marzo 21, 2010

Play it again, Sam

Me gustan los días de lluvia. Sólo lluvia, eh, el frío me poné violeta.

Hoy llueve y me lleno de esa fragancia especial de las lluvias sobre el verde, entre los adoquines, cayendo monótona desde los desagues.

Siempre recuerdo otras lluvias, tantas otras que han merecido el galardón del recuerdo... algunas en soledad, otras con la buena compañía de otras almas.

Ahora, en esta lluvia, lo estoy escuchando a Drexler, que me canta tan suavecito que hasta me puedo dormir hamacándome con sus palabras. Pienso en todas las lluvias que poblaron mi niñez, ese espacio para el que todo tiene espacio suficiente. Cuando era adolescente y la lluvia caía copiosa como hoy me gustaba escuchar al Nano y sus chopos. Leía poetas latinoamericanos y suspiraba de tanto en tanto para darle lugar a todos mis sueños.

Hoy la lluvia me trae a Sam Shepard, por bueno y querido.
A ver si me entendés:

Si todavía rodaras por aquí
Te tomaría
Te sacudiría por las rodillas
Te soplaría aire caliente en ambas orejas

Tú que podías escribir como una Pantera
Todo lo que se te metiera en las venas
Qué clase de verde sangre
Te arrastró a tu destino
Si todavía rondaras por aquí
Te desgarraría hasta meterme en tu miedo
Te lo arrancaría
Para que colgara como un pellejo
Como jirones de miedo
Te daría la vuelta
Te pondría de cara al viento
Doblaría tu espalda sobre mi rodilla
Masticaría tu nuca
Hasta que abrieras tu boca a esta vida

31/1/80. Homestead Valley, Ca

Y te lo dedico a vos, a mi amigo anochecido, al que sabe que hay que poner fuerza y seguir, seguir con una plan, con un mapa...sin brújula, pero con mucho instinto.

Fideos Mediterráneos

Mirá, yo te voy a explicar como se hace esta pasta….tan, pero tan facilonga y exquisita.

Primero…lo que viene antes, o sea…los ingredientes:

Penne rigati o mostacholes.

Tomatitos cherry
Verdeo
Puerros
Dientes de ajo sin pelar
Especias frescas: orégano, romero, tomillo
Panceta ( o bacon si andás por otras latitudes)
3 o 4 anchoitas en aceite
Un buen extracto de tomates o tomato pesto
Manteca
Aceite de oliva ( bastante)

Agregados prescindibles ( pero si lo tenés, mejor)
Champis, berenjenas cortadas en cubos pequeños ( y “des”amargadas previamente con sal gruesa ), aceitunas negras o verdes, mejillones.

Ahí vamos…

Cortás los cherry, el verdeo y los puerros bien chiquititos ( pero no los piques, porfa!!!!!). Los disponés en una asadera con un fondito de oliva, le ubicás las hierbas frescas y los rociás con abundante oliva.

Esto se va al horno de gas o al hornillo eléctrico, 20 minutos.


Poné los fideos a hervir… como siempre.


Cuando están por llegar al dente, disponé en una olla o sartén grandota ( profunda) mantequita, un chorro de aceite para que no se queme y ahí echas las anchoitas picadas, pelás los ajos asados y los hacés puré y la panceta en tiritas superfinas con los agregados prescindibles.

Cuando ya están echando un aroma matador, le agregás todas las verduritas asadas y una cucharadita de té del extracto de tomates. Mezclá todo con ganas, colá los fideos y echalos a la salsita y revolvé hasta que se hayan impregnado bien de esta magia.


Emplatá, descorchá un Malbec o un Pinot Noir, rayá abundante provolone o sardo y servite el primer plato PARA VOS, porque después… no hay tu tía.
Las fotos son de V, la única, la inigualable fotógrafa parisina

lunes, marzo 15, 2010

La metamorfosis materna


A cada cual su turno y su parte.

Hace unos días, en Costa Rica, aprendí que a las tortas, se le dice queque, y adoré esa palabra tan simple y tan dulce... como son las tortas!!.

Hoy he sido el queque de mis hijos.

Mi maternidad está radiante en las mañanas, soy como un gran útero caminante, danzante. A las seis de la tarde, me duelen todas las articulaciones y la palabra "mami" me taladra el lóbulo frontal cual daga siniestra en manos de un inquisidor. Sin embargo, le doy un poco más de piola al barrilete y sigo remontando.

Hoy los fui a buscar a sus clases de inglés. Ahí sale la estampida con cuadernos, cartucheras y gritería a desplomarse sin piedad por las butacas de mi auto recién lavado.

_Qué les parece si nos vamos a " Don Tata" y nos armamos una picadita?_ El SI, suena poderoso como la jura de la bandera.

Entramos a la charcutería ( qué palabrita!!) y empiezan a desperdigarse por los diferentes anaqueles: V pide milancito y queso azul, M, pepinitos, T anda inspeccionando bolsas de nachos ( puajj), C acompaña las elecciones de los hermanos con voluptuosa algarabía.

Cuando me toca pagar la cuenta los quiero reventar, pero me contengo por eso de que " la culpa no es del chancho sino del que les da de comer", no?.

Volvemos al auto con los tesoros. Ya es de noche, abrimos las ventanillas para que el viento nos despeine y escuchamos esa música espantosa que a ellos les encanta. Ellos cantan, comentan, se empujan y rien a carcajadas, mientras yo pido silencio y los amenazo con que voy a chocar si no se callan.

Pero todo es en vano.

Cuando a uno le toca hacer de queque, despierta queque y anochece queque.

Algo así como el pobre Gregorio Samsa, pero en vez de cucaracha...queque.

domingo, marzo 14, 2010

Aquí estoy...una vez más


Al fín, después de dos semanas por fuera, he pisado esta tierra, que es la de mis hijos, la de mi tarea, la de mis afectos.
Bendigo una y mil veces a la vida, “que me ha dado tanto”, a veces mucho más de lo que mi mezquina razón puede celebrar.
Andar por tierras diversas, conocer otras culturas, los latidos de otras latitudes.
Y siempre ese sabor de la tarea cumplida, y bien, con el calor de esa gente que va formando parte de mi ruta.
Pero volver, siempre es y será una fiesta.
Me espera ese sabor remolón de un barrio en domingos. La algarabía de esos cuatro fantásticos.
No sé de un lugar que tenga más identidad que el de estas calles, la forma informe y sagrada de los árboles que despiertan de un verde distinto en cada estación. Volver, también me reserva el placer de pisar nuevamente esos territorios que dejo atrás, con un sabor dulce, maravilloso.
Volver a este blog, también me da calor.
Estos viajes me han acercado a escritores amados. Y cada vez que piso los Estados Unidos, está la voz de Sam Shepard o de William Carlos Williams que me susurran palabras, tempranamente aprendidas.

Escribía a mi amigo C, antes de volver:

Cómo decirte...me encuentro en una calle muy transitada, con tráfico en ambas direcciones, semáforos un poco enloquecidos, bocinas, polución, neones furiosos, carteles pegoteados y descascarados que me hablan a medias desde su pasado reciente.

No entiendo bien hacia dónde va la brújula, y es que no es una, son varias y todas marcan su norte en distintos sentidos. La mayoría de las veces no las necesito y casi siempre las recuerdo cuando las siento poblar el fondo de los bolsillos, casi podría afirmar que las he olvidado...o ellas a mi.

El panorama me recuerda mucho algunas imágenes de "perdidos en Tokio", excelente y desoladora crónica de hasta donde puede calar la soledad.

Esta vida itinerante en que se ha convertido mi vida es ahora más tangible, y lo veo en la familiaridad de los rostros que me miran desde diferentes latitudes. Para estas personas, estos amigos que se van desperdigando por diferentes terruños y culturas, yo soy algo así como la "vieja amiga" que siempre está llegando de tanto en tanto. Sin embargo, ellos me reciben con familiaridad. Ya no soy un viajero ocasional, sino más bien, algo parecido a esas primas que vienen de lejos, cada tanto, a llenarse de un poco de sus vidas. Es curioso, cuando vuelvo a verlos luego de meses, o años, me siento muy bien, los observo y me siento parte de sus historias, de su paso por la mía, y encuentro placer en este tipo de relaciones efímeras, esa lejanía me hace sentir muy a gusto. Entonces me doy cuenta que estoy entrando en una cierta complicidad con este estilo de vida.

Habrá que seguir caminando, como el pobrecito Bill Murray, por las fluorescentes calles del Tokio asesino.


Así de simple…o no.