viernes, noviembre 06, 2009

Los tres días de Indi

Hace tres días que Indi ha llegado a casa. Su mudanza no ha significado demasiado: un recipiente de piedritas blancas que viene a ser su baño, otro de color azul que es su bebedero, una palita para recoger y descartar sus “ofrendas”, una cestita que por años tuvo servicios varios: perfumero, frutera, posa plantas, y ahora es su cunita. Un sweter viejo de M. que oficia de colchón y un osito fucsia de C que le hace de “hermanito” para dormir. Este es su escueto equipaje. Hoy se le ha adicionado una caja de manzanas con ramitas y palitos, que le preparó mi hijito T para sus volteretas.
Sin embargo, este mundito de pequeñeces ha llenado esta casa de inquietud y ternura.
Yo he tenido pocas mascotas: de niña, un perro salchicha: Lolo, bastante rompehuevos, pero adorable. Sin embargo fue mi abuela quien terminó criando a este perrito, de manera que mis recuerdos de Lolo son muy fragmentarios.
Ya de grande tuve a Piki, un canario amarillo como la polenta que se paseaba por toda la casa y al que yo le hacía montoncitos de semillas en la punta de mis tratados de medicina para que comiera conmigo mientras yo estudiaba ( yo comía un sándwich o tomaba mate, ya que las semillas de Piki me costaba digerirlas).
Después que Piki, un día voló para siempre, no quise más mascotas.
Cuando nació V, llegó Manu, la tortuga, que ya es una tortugasa, majestuosa y divertida.
Y ahora, llegó Indi, con sus patitas lechosas y sus pelitos atigrados. Tiene unos enormes ojos grises que me fascinan y que me provocan una ternura muy especial, que jamás hubiera imaginado sentir por esta especie.
Indi llega en un momento de mi vida en que los cielos están demasiado cargados de nubes, por eso lo siento más que gato como señal.
Después del peaje, el camino se ha vuelto duro y pedregoso. La tierra se ha vuelto seca y mis pasos muy vacilantes. Muchas veces en las noches, me despierto con un fuerte dolor en el pecho que atribuyo al desasosiego. Entonces, desde que llegó, cuando esto pasa, me voy a la cocina y lo busco en su rinconcito.
Lo acurruco contra mi pecho y lo acaricio hasta que mi alma empieza a volver a mi cuerpo. Así me quedo un rato, susurrándole en sus orejitas de jengibre cuánto lo necesito. Después lo dejo de nuevo en su cunita y le doy las gracias por estar aquí, ahora.

4 comentarios:

  1. Hola, Cirita: es increíble lo que transmiten estos animales. Yo tengo a mi gato, Gato, que demoró mucho en convertirse en adulto (tardó más de dos años en salir a buscar chicas por ahí), creo que por culpa mía. Por suerte es un animal, y como no pienso llevarlo al psicólogo y no habla, no va a echarme culpas por haber demorado su adultez...
    Lo cierto es que a veces creo que entienden más de lo que parece, y se prestan tanto al mimo que a una la desarman...
    Espero que tu cielo se despeje pronto. Cuando las nubes están muy cerca de mi cabeza, y pronta a largarse la tormenta, recuerdo una frase que me dijo una vez un amigo: "Nada es lo peor". Parece un consuelo bobo, pero a mi me funciona.
    Nos veremos pronto, andaré por aquí a menudo.

    Un beso.

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  2. Milenius,
    Gracias por visitarme, y si espero que estemos en contacto. Es real lo que decís de estos bichitos. Por momentos hasta me siento un poco "lela" como dicen mis hijos, hablándole como si fuera humano, y es que yo lo siento así y en algún punto creo que así es.
    " Nada es lo peor". Voy a anexarlo a mis frases mantra.
    Gracias amiga, un abrazo!!

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  3. aii, si la verdad es qe Indi ( no puedo creerlo, ya lo escribi con "i" latina) revoluciono esta casa, y a veces creo qe hasta para bien, porqe desde qe llego T ya no se pasa horas enteras mirando la tele, y C ya no es adicta a la computadora.
    Indi es lo mas tierno qe hay en Tiernolandia, esos ojitos azuules, tirando a grises, ese pelaje atigrado hermoso qe tiene, i esas patitas taan chiqititas, a veces se nos duerme en los brazos y a veces se acuesta i se qeda panchito.
    el es muuy comodo, cuando lo sacamos y no qeda nadie afuera el se pone a llorar qe de tan chiqito te da retorcijones en la panza dejarlo afuera, y hay qe entrarlo.
    aajajjaja, bueno lo qe qiero decir es qe la verdad qe Indi es un angel gatuno caido del cielo, qe tubo muchisima suerte ya qe ahora tiene una nueva familia qe lo adora ( incluyendo M, milagro!!!!) y qe tambien nosotro tubimos mucha suerte de encontrarlo ahi.
    graciias Indi, por cruzarte en nuestras vidas

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  4. Verdad que si, princesa!. Indi es un paquetito de ternura que ronronea y nos invita a amarlo. Estoy muy contenta de haberlo traidoa vivir con nosotros, creo que todos nos lo merecemos.
    Un beso
    Ma

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